Como sociedad muchas veces nos dejamos llevar por la rutina diaria y puede ser difícil pararnos a revisar nuestra vida interior, es decir, nuestros pensamientos y emociones más profundas. Si nos tomamos el tiempo de respirar y abrirnos a escuchar nuestro corazón, podemos llegar a sorprendernos, pues hay un mensaje claro detrás de cada emoción que sentimos. Solo hace falta descifrarlo y expresarlo para sentirnos más reconfortados. Aprende y escucha el mensaje que las emociones tienen para ti. En este artículo te enseñamos cómo.
Las emociones son oportunidades para que te puedas conocer mejor
Es posible que sin pensarlo, te hayas pillado a ti mismo diciéndole a alguien un: – ¡No llores! o ¡no pasa nada! Mientras la otra persona con la que estabas te contaba que se sentía mal y te explicaba su situación. Muchas veces, queremos evitarnos y evitar a los demás el sufrimiento y es por eso que no toleramos expresiones emocionales como la tristeza, el enfado o el miedo.
Sin embargo, aunque puede parecer que lo ideal es sentirnos felices en cada momento, no es posible estar “bien” siempre. La vida una una montaña rusa de situaciones inesperadas, que nos invita a afrontar lo que vamos viviendo. Las emociones nos permiten crecer como personas y nos dan información de lo que pasa en nuestro interior. Por eso, todas las emociones son necesarias para nuestra vida y le dan un sentido concreto. Ahora veremos el mensaje que las emociones tienen para cada uno de nosotros.
El miedo te quiere mostrar prudencia
El miedo suele tener mala fama pues, constantemente se nos empuja a no tener miedo. Es entonces, cuando podemos asociar miedo a cobardía, y tratar de evitarlo con todas nuestras fuerzas. Es cierto que una dosis muy alta de miedo nos puede llevar a la parálisis o al bloqueo emocional y eso tampoco lo queremos, por eso es importante no adelantarnos a los acontecimientos.
La clave pasa por aprender a regular el miedo, para que nos ayude a estar alerta y prudentes cuando realmente sea necesario. Por ejemplo, si tienes miedo de no hacer bien una presentación que tienes en tu empresa, la prudencia te ayudará a prepararla con consciencia para que no te pille desprevenido, en vez de dejarla para último momento.
La tristeza te ayuda a asumir una pérdida
Cuando estamos tristes, parece que el mundo se nos viene encima y nos encerramos en nosotros mismos. Es importante que la tristeza salga hacia afuera, pues aunque no sea muy agradable de sentir nos ayuda a asumir que hemos perdido algo que apreciábamos. Nos facilita entrar en contacto con nosotros mismos para drenar y soltar lo que tenemos dentro. Todas las tristezas necesitan expresarse, a veces, hacia dentro, otras también compartidas.
El mensaje de la tristeza se descifra; por un lado dando espacio para llorar todo lo que necesitemos, por otro, comprendiendo qué hemos perdido que nos hace estar tristes. Por ejemplo, puedes experimentar diferentes grados de tristeza. No sentirás la misma intensidad si te deja tu pareja que si has perdido la oportunidad de un ascenso o has vendido una casa familiar.
El enfado te facilita expresarte
La rabia o enfado no está muy bien visto porque en un extremo puede llevarnos a la agresión. Por eso, a nivel social se intenta contener o minimizar. Pero, lo cierto es que bien gestionado, el enfado puede ser muy útil para que aprendamos a poner límites y expresar nuestras necesidades. Nos permite darnos cuenta de aquellos aspectos que no estamos dispuestos a permitir y nos facilita expresarlos con claridad y energía.
Si aprendemos a disminuir la intensidad del enfado sin perder de vista su contundencia, esto nos facilitará pedir lo que necesitamos con firmeza. Por ejemplo, si te molesta que te llamen con un determinado apodo, en vez de gritar, puedes decir con firmeza y tranquilidad que por favor, no te llamen de esa manera pues no te gusta. De esta manera, comunicas una petición y puedes expresar una alternativa a la conducta que te irrita.
La alegría te invita a compartir
La alegría o felicidad es la emoción que puede ser más fácil de sentir pues es la que a nivel social todo el mundo espera de nosotros. Es genial cuando la podemos sentir y sobre todo compartir con los demás. La alegría, nos ayuda a mirar hacia afuera y tenemos ganas de anunciar a los cuatro vientos el motivo de nuestra felicidad. Hemos de cuidarnos por eso, de no engancharnos en la necesidad de sentirnos alegres para evitar otras emociones.
Por ejemplo, si has tenido un buen día, esta bien que lo quieras expresar con tu familia, pareja o tus amigos. Pero no esperes siempre tener un buen día pues te vas a frustrar cuando no lo consigas. Deja que la alegría, entre y salga de tu cuerpo para dar paso también a otras emociones igual de necesarias.
Escucha el mensaje que las emociones te quieren mostrar
Como hemos visto a lo largo del artículo. siempre hay un mensaje oculto que quiere expresarse detrás de cada emoción que sentimos. Si lo ignoramos, nuestras emociones se enquistan y se reprimen impidiendo que se muestre el aprendizaje que hay detrás. Así que, cada vez que estés tentado de contener la emoción que sientes, respira honda y recuerda que es mejor soltarla.
No olvides que la felicidad no es un estado permanente sino la capacidad de darte el permiso para vivir todas las experiencias que la vida te ofrece. Así que, escucha el mensaje que las emociones te ofrecen pues te llevarás una gran mochila de experiencias de las que aprender a lo largo vida.
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