- Problemas de ansiedad y de estrés continuados o puntuales.
- Gestión de conflictos pasados, presentes y futuros.
- Problemas emocionales continuados (tristeza, miedo, enfados).
- Sensación de tener baja autoestima o no quererte lo suficiente.
- Inseguridad para tomar decisiones y para hacer tu vida .
- Conflictos familiares que no te dejan vivir tranquilo.
- Sensación que no puedes disfrutar de la vida.
- Problemas sexuales que te dificultan tus relaciones.
- Traumas en la infancia o adultez que te tienen enganchado.
- Dependencia emocional hacia los demás.
- Sentir que estás estancado en tu vida, que no avanzas.
- Sentirse perdido a nivel laboral, no saber qué camino escoger.
- Dificultad de relación con los demás.
- Sensación de ser muy tímido y miedoso, no atreverse a mostrarse.