En una sociedad como la nuestra en la que los cambios son constantes no es extraño que el estrés afecte a muchísimas personas. El estrés es una sensación de tensión que puede ser física y emocional ante situaciones que percibimos como amenazantes. Nuestro cuerpo reacciona de forma automática, protegiéndonos y preparándonos para la acción. Apretar las mandíbulas, palpitaciones, ansiedad, contracturas repetidas, todos estos son síntomas de que puede ser que estemos estresados.
Desde mi visión de terapia, veo el estrés y la ansiedad como la respuesta más apropiada que la persona puede desarrollar en ese momento concreto. El estrés es un síntoma, una señal de que algo en la vida de la persona está sucediendo, y que esa circunstancia o manera de funcionar le sobrepasa.
¿Somos conscientes de la tensión en nuestro cuerpo? ¿Ponemos atención a la conversación que quiere tener nuestro cuerpo con nosotros? A veces nos damos cuenta y podemos poner remedio,otras veces no es tan fácil descubrir lo que nos estresa y nos produce tensión.
¿Cómo se manifiesta el estrés en nuestro cuerpo?
Elestrés no afecta a todo el mundo de igual manera, ni las mismas situaciones son estresantes para todos. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir frustrados, enfadados o ansiosos, de manera constante o intermitente.
Algunos síntomas pueden ser:
- palpitaciones
- nervios
- apretar las mandíbulas
- problemas de estómago
- contracturas
- respiración rápida
- temblores
- sudoración en exceso
- necesidad de orinar frecuentemente
- etc…
El estrés surge cuando nuestras propias exigencias laborales, familiares, personales no nos dejan atender nuestras necesidades y deseos. También puede surgir ante momentos de cambios, o situaciones emocionales intensas, tales cómo: un cambio de casa, una ruptura con la pareja, nacimientos de hijos, volumen de trabajo intenso, etc.
El estrés físico está totalmente relacionado con la ansiedad. La ansiedad, a pesar que a nivel evolutivo nos ha ayudado a estar alerta, actualmente nos paraliza, nos pone tensos, nos impide actuar con soltura, y nos carga de creencias y pensamientos disfuncionales que se resumen en un estado de agitación con múltiples manifestaciones (tanto a nivel cognitivo, como físico y fisiológico). La ansiedad,se produce cuando no podemos contactar con el presente, y nos instalamos entre el puente del pasado y el futuro. Detrás de nuestra ansiedad, normalmente aparece el miedo. De forma paradójica, la ansiedad es un mecanismo que nos construimos para evitar sentir nuestras emociones. Es una manera de evitar el presente, es una forma de anticipar lo que vendrá.
¿Cómo solucionamos nuestra ansiedad y estrés?
- Explorando qué circunstancia o aspecto de nosotros mismos está causando este estrés en nuestra vida. Algunas veces es fácil reconocer, qué cosas nos producen este estrés, otras veces, nuestro cuerpo habla, y no sabemos qué quiere decirnos, por tanto hemos de profundizar un poco más para descubrir qué nos quiere decir.
- Una vez sabemos cómo se manifiesta nuestra ansiedad, y nuestro estrés podemos darle salida, facilitar a nuestro cuerpo una vía de escape para que no acumule tanta tensión. La actividad física nos ayuda a relajarnos. Por ejemplo, realizar algún deporte, para poder liberar la tensión que sentimos a nivel físico,
- Empezando a poder estar más en nuestro presente, y no tanto en el futuro o en el pasado. Poder estar con lo que estamos en el presente, sí estamos en casa, pues disfrutar del momento casa, si estamos trabajando, centrarnos en el trabajo. Si podemos centrarnos en lo que hay, podemos reducir nuestro estrés, porque no estamos anticipando tanto.
- Dejar que nuestras necesidades y deseos nos hablen. Poder ver qué necesito en cada momento hace que nuestro cuerpo pueda estar más relajado, el mero hecho de ser consciente de nuestras necesidades nos ayuda a que nos relajemos.
- Aprender a respirar, meditar durante el día o antes de irte a dormir. La meditación ayuda a estar el el presente y reduce mucho los niveles de estrés. No hace falta meditar o respirar más de 10 minutos, con poco a lo largo de los días se nota la diferencia.
- La ansiedad desaparece cuando aprendemos aceptarnos a nosotros mismos con nuestras necesidades y con nuestras creencias. Cuando conseguimos que estas dos partes de nosotros convivan un poco más en armonía.
Por último, si todo esto no funciona, sería conveniente acudir a una psicoterapia para ver qué soluciones estás intentando y no funcionan. La terapia puede ayudarte cuando sientas que tú solo aún no puedes solucionarlo; puede ayudarte a empezar el camino hacia estar más tranquilo; puede servirte de apoyo, de muleta hasta que por ti mismo te sostengas.