El niño interior herido está presente dentro de nuestro cuerpo físico. Es una parte que habita en todos nosotros y está para recordarnos qué la autenticidad, la alegría y el disfrute forman parte de nuestra vida. ¿Qué pasa por eso cuando estás tres palabras no están presentes en nuestro día a día? ¿Cuándo la tristeza, la desesperación y la rabia se hacen presentes? Entonces estamos hablando de que nuestro niño interior está herido y se está expresando cada vez que le recuerdan situaciones que vivió en la infancia.
¿Qué significa el niño interior?
El niño interior es una bonita metáfora para definir nuestra esencia, aquella parte dentro nuestro que es frescura, vive en el presente y tiene capacidad de disfrutar de las pequeños instantes de la vida cotidiana. Gracias a nuestro niño interior, podemos sentir emociones, conectarnos con nuestra ingenuidad y ser amorosos con nosotros mismos y con los demás.
Podemos encontrar mínimo dos tipos de niño interior: Un niño interior herido y otro más sano. Ambos pueden convivir dentro de nosotros, en función de las experiencias que vamos viviendo en el presente más inmediato. Conocer las diferentes partes de nosotros mismos es imprescindible para poder conectar con estos dos
El niño interior herido tuvo que crecer antes de tiempo
El niño interior herido ha sufrido en su infancia de tal manera que hace que ahora todavía pueda sentir las emociones de: miedo, enfado o tristeza. Estas emociones no le dejan ser espontáneo, ni estar tranquilo disfrutando del simple hecho de ser niño. Es posible, que el niño herido haya crecido demasiado rápido. Dejando de hacer actividades propias de su edad como jugar o aprender. En vez de eso, puede ser que haya tenido que cuidar emocionalmente ,por ejemplo, de un hermano o de sus padres.
Además, este niño herido puede haber padecido traumas emocionales que le hayan hecho convertirse en un hombrecito o mujercita demasiado pronto. Cuando aún no le tocaba por edad ni madurez. Por ejemplo, se puede haber sentido excluido o poco querido en su familia, o puede haber sufrido bullying en su colegio. Este niño interior está necesitado de afecto y de amor que nunca recibió.
El niño interior necesita amor y sólo tú se lo puedes dar
Este niño interior herido necesita mucho amor, sentir que pertenece a una família y poder permitirse ser sólo un niño. El problema es que sin quererlo y por lealtad familiar ha asumido una carga emocional muy fuerte del que no se puede desprender todavía. Es por eso que, aún está esperando que alguien le ame, le reconozca y le quiera. Pero ese alguien nunca llega.
«Cada niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista una vez que crezca» -Pablo Picasso-
Intenta cambiar lo que vivió y se da contra una pared cada vez que intenta que sea diferente. Como adultos que somos ahora, nos toca ayudar a este niño interior a que pueda aceptar los traumas emocionales que fueron dolorosos y así soltar esa mochila emocional que aún arrastra. Si como adultos maduros que somos podemos hacernos cargo de este niño, él ya no se sentirá desamparado ni solo. Sino que podrá volver a sentir alegría y espontaneidad de nuevo.
Cómo sanar el niño interior herido
Vamos a concretar diferentes acciones que podemos hacer para sanar a nuestro niño interior herido:
- Visualizarlo e imaginarlo con frecuencia: La imaginación y la visualización son recursos geniales para poder acceder a tu niño interior. No hace falta volver al pasado, ni tener una máquina del tiempo. Con solo cerrar los ojos basta para sentir una conexión emocional con ese niño que un día fuimos.
- Hablarle y empatizar con lo que sufrió: Este niño herido necesita sentirse comprendido, visto y escuchado por nosotros. Mostrándole nuestro cariño con caricias verbales y descubriremos qué efecto tienen nuestras palabras en él.
- Abrazarle mentalmente y darle todo el amor que podamos: Nunca es tarde para tener una infancia feliz y por tanto, nunca es tarde para que este niño reciba todo el cariño que no tuvo en el pasado. Ahora es nuestra misión transmitirselo.
- Realizar actividades que te ayuden a conectar con ese niño sano: Actividades como: Bailar, teatro, o un deporte divertido pueden ser ejemplo de aficiones que nos hagan disfrutar a partir de ahora.
- Pasar tiempo con niños para inspirarte en su frescura alegría: Si tenemos hijos, éstos son geniales para poder contagiarnos su felicidad. Sino también sirven: sobrinos, hijos de amigos, o algún voluntariado con niños para poder recuperar nuestra frescura.
- Dedicarte tiempo para cuidar de ti: No olvidemos el autocuidado, ya que, es una manera también, de sanar a este niño herido que de alguna manera o de otra todos llevamos dentro. Cuanto más mimos y tiempo de calidad pasemos con nosotros mismos mejor. Más fácil será ir sanando las heridas emocionales de la infancia que nos pueden haber dejado huella.
Cómo recuperar al niño interior sano
El niño interior sano tiene alegría en su rostro, está contento de poder contar con alguien que le escuche, que le proteja y que le quiera tal y como es. Ya no necesita buscar el cariño y el amor en sus padres ya que eso no siempre es posible. Ahora puede encontrar ese reconocimiento en nosotros como adultos amorosos que podemos llegar a ser. El niño, cuando ha recuperado su capacidad creativa y de juego es capaz de saltar, correr y sonreír sin máscara ninguna.
Sólo necesita ser, vivir y experimentar para ir aprendiendo cómo gestionar las emociones que va sintiendo internamente. Cómo adultos, nuestra labor es ayudar a este niño interno a que descubra lo maravilloso que es. Sanar sus heridas por lo tanto pasa por abrazarle, tener empatía y aceptación hacia lo que vivió el niño herido. De esta manera podrá convertirse en un niño sano y alegre con muchas experiencias para vivir plenamente.
¿Te apetece explorar un poco más a tu niño herido? Contáctanos pues realizamos una terapia emocional, que te puede ayudar a sentirte mejor con tu pasado y tu infancia.