¿Sabes si sufres dependencia emocional? ¿Sientes que tu felicidad depende de los demás? Antepones los deseos de los demás a los tuyos propios? Ha llegado un momento en el que te miras al espejo y no te reconoces? ¿Sientes que tu vida gira entorno a una sola persona y no puedes soltarla? Entonces, es posible que estés enganchado a una relación de dependencia y no sepas cómo salir de ella.
Cuando amar demasiado es depender, es el título que utiliza la psicóloga Silvia Congost en su manual de autoayuda, en el que explica y da herramientas para superar la dependencia emocional, un término cada vez más utilizado tanto en las consultas de psicología, como a pie de calle. La autora se aproxima al concepto desde su propia experiencia personal y profesional.
«Cuando descubres que tú puedes ser el mejor FAN de ti mismo, abandonas el hábito de mendigar la aprobación de los demás.» – Rafael Vidac-
¿Qué es la dependencia emocional?
Sufrir dependencia emocional implica un estado psicológico que se caracteriza por la necesidad excesiva que siente una persona hacia otra, muchos expertos describen esta situación igual que cualquier otra adicción. Este tipo de relaciones se dan principalmente entre parejas, aunque también entre padres e hijos, familiares, compañeros o entre otras personas.
Se trata de relaciones que se caracterizan por un fuerte desequilibrio entre lo que se da y lo que se recibe y, a pesar de la gran inestabilidad emocional que genera la situación, la persona se siente incapaz de dejarla ir.
El que sufre dependencia emocional asume un papel sumiso en sus relaciones, intentando complacer siempre a los demás, con el fin de mantener el vínculo con su pareja para evitar el tan temido rechazo y abandono del otro.
La persona siente que carece de su propia fuente de equilibrio interno y tiende a buscarla en los demás. Entonces, como se posiciona por debajo de los otros, se siente atraído por personas que aparentan seguridad en sí mismas y que tienen una personalidad dominante.
¿Cómo has llegado a padecerla?
Desde antes del nacimiento dependemos de alguien externo que cubre nuestras necesidades básicas (alimentación, seguridad, afecto,…), conforme vamos creciendo, vamos adquiriendo las habilidades que nos permiten ir soltando esa dependencia para pasar a hacernos cargo de nosotros mismos.
El problema empieza cuando, por diferentes razones, no hemos aprendido a satisfacer esas necesidades por nosotros mismos y tendemos a buscar a otro que nos complemente y asuma nuestras carencias. Por lo cual sufres dependencia emocional.
Seguramente, todos conocemos el mito de la media naranja, esa idea que presupone que en la vida hay alguien que nos complementará y nos hará felices, que siempre hay un roto para un descosido, e ideas similares.
Nuestra propuesta es que nos convirtamos en naranjas completas, que nos convirtamos en nuestra otra mitad, que empecemos a hacernos cargo de nuestras propias carencias y luego si estamos dispuestos a abrirnos de verdad al amor sin sufrimiento, podamos compartir nuestra felicidad con el otro.
«Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes.» –Jorge Bucay-
Factores que facilitan la dependencia emocional
Existen dos factores principales por los que sufres dependencia emocional y que facilitan el enganche en una relación tóxica, por un lado la baja autoestima y por otro el miedo a quedarse solo.
El principal factor que ayuda a generar relaciones de dependencia es la baja autoestima. Como la persona no confía en sus propias capacidades y siente que no tiene los recursos o habilidades para solucionar las diferentes situaciones vitales en las que se encuentra, necesita de otra persona para que cubra esa necesidad básica.
El segundo factor, es el miedo a quedarse solo, que surge a raíz de la baja autoestima. Debido a la creencia de que sin el otro no va a poder seguir su camino, no se siente capaz de hacerse cargo de su vida, la persona dependiente, siente una sensación de pánico terrible a no encontrar pareja o a perderla una vez dentro de la relación.
Imagina a una persona, que no ha aprendido a quererse, ni a valorarse, ni a encontrar una parte de si misma que destaque. Puede sentir que los demás van a rechazarla.
Por lo que, cuando alguien se fija en ella, empieza a experimentar esa sensación de sentirse querida y valorada, de sentirse importante, y sin saber cómo, esa persona le empieza a gustar. Y en tal situación es fácil que se quede atrapado y no la pueda soltar.
Por lo tanto, para ser capaz de abrirse a una relación de pareja sana, es importante que haya:
- Autoconocimiento y aceptación: Es necesario que la persona se conozca, se quiera y confíe en sus propias capacidades, para poder creer en sí misma y compartirlas con los demás.
- Una relación entre adultos: Como dice el psicólogo Joan Garriga, «no somos dos niños, sino dos adultos sostenidos por sus propios pies».
- Motivación hacia el cambio: Si la persona no quiere cambiar, ni salir de la situación de dependencia, no va a ser posible el cambio hacia una relación más sana.
Por tanto, para superar la dependencia emocional, vamos a descubrirnos en sentido literal, es decir, tendremos que ir quitando las capas que hay delante de nuestro auténtico y verdadero ser. Destapar las mascaras, que cubren la creencia de que no eramos suficientemente aptos para relacionarnos con los demás. Se trata de un proceso de reconocimiento y aceptación de lo que somos.