Es natural pensar que la ayuda forma parte del intercambio entre las personas, tiene que ver con el compartir con el otro y la entrega en las relaciones.El síndrome del salvador, se da, cuando la ayuda entre personas adultas es desigual, cuando no se comparte lo mismo. Es decir, cuando uno sólo da y el otro sólo recibe. A través de este articulo vamos a intentar explicar las claves para salir del síndrome del salvador.
¿Qué es el síndrome del Salvador?
El síndrome del salvador es tomar una posición donde la persona se pone en un rol de intentar rescatar a los demás responsabilizandose de los problemas ajenos. Los salvadores toman el rol de padres o madres de otras personas en situación de igualdad, por ejemplo pareja, amigos o compañeros.
Se posicionan por encima de ellos, no confían en que puedan resolver las dificultades por sí mismos y sienten que tienen las herramientas para rescatar al otro. En ese juego hacen más pequeños a los demás y se engrandecen a ellos mismos, confundiendo y desequilibrando la relación, provocando malestar emocional entre las personas.
A veces, en las relaciones humanas se dan juegos psicológicos, normalmente inconscientes, que provocan malestar en las personas que los sufren. Existen principalmente tres máscaras que juegan un papel importante en el intercambio con el otro. La de perseguidor, la de víctima y la de salvador.
El modelo del triángulo de Karpman
El modelo del triangulo dramático propuesto por Stephen Karpman explica estos tres papeles que se adoptan en las relaciones interpersonales y va a servir para poder identificar donde se sitúan las personas cuando se relacionan con los demás y, por lo tanto, permite salir del personaje que se está jugando.
El perseguidor toma una posición agresiva frente al otro, critica, juzga, acusa o castiga, así se sitúa desde el control.
La víctima toma un papel de queja, en el que no asume sus responsabilidades, de esa manera se vuelve dependiente, y busca un salvador que resuelva sus dificultades.
El salvador busca rescatar al otro de manera incondicional sin dejarle resolver sus problemas, haciéndose responsable de lo que le ocurre llegando, incluso, a olvidar sus propias necesidades.
Cinco claves para salir del síndrome del salvador
Vamos a ver las cinco claves que te ayudaran a establecer relaciones sanas y más duraderas.
- Tomar conciencia de la máscara que utilizas
Al tratarse de un patrón inconsciente, seguramente aprendido a través de las primeras relaciones significativas de la vida, la conciencia es el primer paso para salir de él. Normalmente el rol de salvador puede haber sido utilizado desde niños para equilibrar el sistema familiar.
- Querer romper con este juego
A través del síndrome del salvador la persona se siente especial, valorada y amada. Muchas veces no quiere salir de él, se siente imprescindible. Si se da cuenta de su propio malestar, viendo como carga una mochila emocional de responsabilidades ajenas. Además de hacerse consciente del malestar del otro, que no puede tomar decisiones,es probable que se sienta más preparada para querer cambiar el patrón.
- Aprender a amarse a uno mismo
Una de las causas o de las consecuencias del síndrome del salvador es que la persona se olvida de sí misma, tiene baja autoestima y por eso necesita ayudar constantemente al otro. Salir de este juego implica empezar a hacerse cargo de las propias necesidades, empezar a mirarse a uno mismo y conocerse mejor para poder asumir las propias carencias. Querer ayudar un poco menos al otro le va a permitir darse un espacio a sí mismo y empezar a quererse.
- Aprender a amar al otro tal y como es
En las relaciones entre iguales, es importante que cada uno se haga cargo de sí mismo y de su propia vida. Permitir que las personas tomen sus propias decisiones y que cometan sus propios errores es la base del crecimiento personal. Respetar al otro tal y como es sin intentar dirigirlo ni cambiarlo, es la clave para las relaciones sanas.
- Empatía VS simpatía
Suele describirse al salvador como una persona empática, pero es importante no confundir empatía con simpatía .
La simpatía es la capacidad que tenemos para solucionar los problemas de los demás desde nuestra propia visión es decir, desde la forma en que lo haríamos nosotros. La empatía es la capacidad de ponernos en la piel del otro, acompañarlo y ayudarlo a solucionar sus conflictos a su propia manera, permitiéndole que crezca.
Ayudar es un intercambio de igual a igual
Ayudar al otro puede ser una actitud muy noble, siempre que sea una ayuda basada en el respeto y la igualdad, caminando a su lado sin intentar cambiarlo, aceptándolo tal y como es. La ayuda entre adultos representa un intercambio de igual a igual en el que las dos personas se hacen responsables de su propia vida . Utilizando estas claves es más probable que empieces a sentir el equilibrio en tus relaciones. Si, aun así, piensas que te podemos ayudar, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.