¿Sabías que todos llevamos una máscara y un personaje que dirige nuestra vida? Sí, sí, has leído bien, el personaje nos dirige prácticamente 24h al día, sin que la mayoría de veces podamos controlarlo. Es la máscara del ego, que llevamos en nuestra mochila día a día. Es un personaje tan bien elaborado que incluso nos creemos al pie de la letra. No solo nos ponemos la máscara con los demás, sino que también nos engañamos a nosotros mismos. Todos en mayor o menor medida tenemos algo de neuróticos, y cómo tales representamos y actuamos un papel más o menos consciente, dependiendo del grado de introspección que tengamos.
Construyendo la máscara
La construcción de nuestro personaje con su respectiva máscara, se forja en nuestra infancia y adolescencia de forma totalmente inconsciente. Como niños elaboramos un personaje para que nuestros padres y las personas significativas de nuestra vida, nos miren, nos quieran y nos tengan en cuenta. Cada máscara tiene matices diferentes, pero más allá de los matices cada máscara la construimos para que los demás vean lo que queremos, o dejen de ver aquello que no nos gusta de nosotros mismos.
La máscara es una protección inconsciente que nos ponemos muchas veces para que no vean quienes somos realmente. Evitando el contacto con nuestro auténtico yo, nuestro auténtico ser. Porque tolerar la frustración de que no satisfagan nuestras necesidades no es tan fácil. Es entonces cuando,nuestro personaje se desvive por manipular al otro, y intentar satisfacer nuestras necesidades. Recordemos que como cada personaje tiene su historia, algunos intentarán manipular a través de la indiferencia, y otros a través de la culpabilidad, o de la seducción, o del enfado, etc.
Llevar la máscara puesta
Solo cuando somos adultos, podemos empezar a hacer consciente nuestro personaje. Es entonces cuando hemos de hacernos responsables, de nuestra manipulación y de nuestro personaje. Si podemos ver con claridad que personaje estamos actuando, qué máscara nos estamos poniendo, podemos empezar a crecer y evolucionar.
El miedo es que si nos quitamos la máscara, eso nos va a volver frágiles y vulnerables, pero en realidad es justo al revés. La máscara nos aumenta el sufrimiento, porque no podemos mostrar nuestro auténtico yo. Llevar la máscara puesta, no nos hace más fuertes, si no que nos debilita. Nos empequeñece. Nada nos puede evitar el dolor en la vida, La vida tiene dolor, pero también tiene alegrías, y satisfacciones. De todo aprendemos y eso sí que nos hace ser resilientes.
Pensamos que la máscara que llevamos puesta nos protege pero en realidad nos hace ser más falsos y manipuladores en busca de cariño. No podemos controlar a la gente, es una falsa ilusión, buscamos la manera de seducir, de manipular al otro para satisfacer nuestras necesidades.
Quitándonos la máscara
- El primer paso para quitarnos la máscara es poder escucharnos a nosotros mismos, observarnos para ver qué rol estamos representando en la vida.
- Quitarnos la máscara no es un acto que podamos decidir ideológicamente sino que es el resultado de un proceso profundo de autoconocimiento,
- Una vez hemos descubierto cuál es nuestro personaje, y cuál es nuestra máscara, ya nada vuelve a ser igual.
- Nuestro personaje necesita entrar en crisis, para resolver el conflicto y romper la neurosis que nos invade.
- Ser más conscientes de nuestro personaje nos permite «pillarnos en acción» cuando estamos actuando. Ser conscientes de cuando actuamos y cuando manipulamos.
- El cambio y la transformación se produce cuando no alimentamos al personaje sino que nos podemos quitar corazas, y satisfacer nuestras propias necesidades.
- Podemos experimentar la angustia de vivir sin un rol, sin el teatro diario y probar de ser más nosotros mismos.
- Ser auténtico en definitiva es ser consciente de nuestras neurosis, y hacernos cargo de nuestras necesidades afectivas y físicas y luego satisfacerlas.
Descubre tus valores, tus emociones, tu forma de pensar. Sean cómo sean, todas están bien, todas forman parte de ti. Aceptando cómo eres, es cuando puedes ser más coherente contigo mismo,y dejar de fingir algo que no eres.
“Sé como tú eres, de manera que puedas ver quién eres y cómo eres.
Deja por unos momentos lo que debes hacer y descubre lo que realmente haces.
Arriesga un poco si puedes. Siente tus propios sentimientos. Di tus propias palabras. Piensa tus propios pensamientos.
Sé tu propio ser. Descubre.
Deja que el plan para ti surja dentro de ti.”
Fritz Perls