Como psicoterapeuta y como madre, me interesa y me apasiona el tema de la crianza de los hijos. En los últimos años ha habido un aumento de información en relación a la crianza respetuosa. La crianza respetuosa va más allá de si practicas la lactancia materna o el biberón o de si haces colecho o cuna. La crianza respetuosa tiene que ver con los principios y valores que practicas a diario con tu hijo.
Nos llegan artículos, nos hablan de libros, escuchamos a expertos por la radio o vemos reportajes que hablan del tema, y muchas de nosotras , a pesar de que nos sentimos identificadas con esa manera de educar y nos gustaría aplicarlo, no sabemos cómo ponerlo en práctica.
Voy a intentar dar algunas pautas sobre qué es la crianza respetuosa para madres hiperinformadas pero perdidas en este nuevo paradigma.
¿Qué quiere decir la crianza respetuosa?
La crianza respetuosa tiene su base en la teoría del apego de John Bowlby. Se define como una forma de vida y se fundamenta en los principios de amor incondicional, empatía, igualdad y respeto por nuestros hijos.
La crianza respetuosa se basa en entender al niño y sus necesidades. A menudo se ignoran estas necesidades y se pasan por encima. La crianza respetuosa se centra en empatizar con el niño y darle voz. Aquella que él no puede expresar porque no sabe o puede.
Los principios de la crianza respetuosa
Amor incondicional
El amor incondicional es el sentimiento de querer a nuestro hijo por encima de todas las cosas, amar su esencia a pesar de sus errores. Amarlo tal y como es, sin querer cambiarlo, aunque no cuadre con nuestras expectativas.
Empatía
La empatía es la capacidad que tenemos de conectar con otra persona, en este caso con nuestros hijos, de ponernos en su lugar y responder adecuadamente a sus necesidades. En definitiva nos ayuda a conectar a nivel emocional con ellos y ponernos en sus zapatos.
Igualdad
Entender que nuestro hijo tiene su propio criterio y opinión y dejar que exprese libremente lo que piensa y siente. No por ser pequeño se ha de pisar sus emociones y necesidades. También tiene que aprender a expresar lo que sienten ante los demás. La crianza respetuosa, ayuda que las emociones de los niños se respeten y escuchen.
Respeto
El respeto hacia las necesidades básicas de nuestros bebés y niños. Es el valor que le damos a las otras personas. Se basa en el equilibrio entre nuestras necesidades y las de nuestros hijos. Son importantes tanto las necesidades de las madres como las de los niños.
Pasar de la teoría a la práctica no es fácil
Pasar de la teoría a la práctica no es fácil. Hemos leído, escuchado y hablado del tema cientos de veces y tenemos claro lo que queremos y lo que no queremos. Pero a la hora de la verdad, cuando nuestro hijo no hace aquello que le pedimos, en los momentos más tensos del día, nos sale aquella palabra que no queríamos decir.
A veces podemos levantar la voz o amenazamos a nuestro hijo sin esto o aquello, seguido del sentimiento de culpa enorme que eso conlleva. ¿Y porqué me pasa? te puedes preguntar. La realidad es que sabemos mucho pero no lo tenemos integrado en el plano emocional. Venimos de un paradigma distinto: nuestras madres y nuestras abuelas educaban de una manera distinta.
«Si queremos educar de forma consciente y respetuosa tendremos que revisarnos y respetarnos también a nosotras mismas».
Psicóloga Cristina Laguna
Lo cierto es que educar a un hijo es una de los retos más difíciles que existe. No hay fórmulas mágicas. Si queremos educar con conciencia nos vamos a topar con nuestras luces y con nuestras sombras . A pesar de que nuestros padres lo hicieron de la mejor manera que supieron, nosotros fuimos criados en otro modelo distinto y seguimos arrastrando heridas emocionales que nos han alejado de nuestra esencia.
Para aplicar la crianza respetuosa es necesario respetar también nuestras necesidades básicas
Para integrar e incorporar la crianza respetuosa como forma de vida es necesario redescubrir nuestra historia, entender lo que fuimos y lo que somos, conseguir el respeto que nos merecemos a nosotros mismos.
Por tanto, la «buena madre» es aquella que consigue conocerse y respetarse a sí misma, dando el tiempo necesario, sin exigencia con paciencia y mucho amor, se va haciendo cada vez más innecesaria para sus hijos, porque saben elegir su camino de forma autónoma y responsable.
Enseñar a volar a nuestros hijos y la crianza consciente significa permitir que nuestros hijos puedan elegir libremente , que sean capaces de caminar su propio camino, que se conviertan en personas capaces de superar sus propios miedos y sus propias frustraciones. En definitiva se trata de educar para la autonomía, la independencia y la confianza.