¿Qué es el inconsciente? ¿Crees que todas las decisiones son plenamente conscientes? Las tomamos sabiendo exactamente por qué las tomamos, o estamos influenciados por afectos, emociones o sentimientos que no siempre forman parte de nuestra consciencia? O dicho de otra forma, ¿todos nuestros actos son conscientes?
Cada día tomamos muchísimas decisiones mientras nos relacionamos con nuestro entorno. Algunas de ellas son decisiones importantes, otras, aparentemente no lo son tanto: qué comemos, cómo nos vestimos, dónde nos sentamos en el autobús o un aula, con quién hablamos, de qué hablamos, y un largo etc.
Todos nuestros actos no son conscientes
No, todos nuestros actos no son conscientes. En parte, están influenciados por una parte menos consciente pero de gran valor. Por ejemplo, primer día en un nuevo trabajo (inseguridad, nervios) y nos paramos ante el buffet de la cafetería para elegir que comida nos ponemos en el plato, y elegimos ese plato que curiosamente se parece al que nos preparaba nuestra abuela (seguridad, calma, estima). ¿Casualidad?
«La mayor parte de las decisiones que se toman tienen un responsable: el inconsciente».
Eduard Punset
Y ahora un ejemplo algo más relevante, ¿y cuando nos relacionamos con nuestros compañeros de una forma parecida a como lo hacemos con nuestro hermano, o con nuestra pareja como si fuera nuestra madre/padre? ¿Lo hacemos de forma consciente?
Las experiencias infantiles se quedan grabadas en nuestro inconsciente
Hoy no nos detendremos mucho en hablar sobre qué contenido forma el inconsciente, pues nos daría para otro artículo. Hablaríamos de: experiencias infantiles que ya no recordamos pero que han dejado su huella, experiencias emocionales tan intensas y a veces dolorosas que hemos escondido involuntariamente, y las emociones derivadas de las primeras relaciones personales: las de nuestros padres cuando éramos niños.
Pero el inconsciente no es una entidad observable en sí misma. No hay forma de verla a través de ninguna técnica de neuroimagen, ni ocupa ningún lugar físico específico en nuestra mente. Es más bien un modo de funcionar de nuestra mente. Lo conocemos a través de sus consecuencias, de sus efectos.
Las diversas corrientes de pensamiento en psicología tienen una noción algo distinta de las manifestaciones y alcance del inconsciente. Nos vamos a centrar hoy en la visión psicoanalítica y como desde el psicoanálisis se entienden las pruebas de la existencia del inconsciente.
Pruebas de la existencia del inconsciente
1- Los olvidos
Los hay de todos los tipos, y desde luego no todos son producto del inconsciente. Pero veamos un ejemplo: María se compra unas entradas carísimas para un concierto. Esta ilusionada, pero se siente muy culpable por haberse gastado tanto dinero pues cree que ha actuado de forma caprichosa. El día del concierto, ante la taquilla, María se da cuenta que se ha olvidado las entradas en casa.
2- Los lapsus linguae
Ocurren cuando cambiamos la palabra que queríamos decir de manera consciente por otra que muestra una significación inconsciente. Uno de los más famosos es el del ex presidente del gobierno Mariano Rajoy, cuando dijo en 2016: «Lo que nosotros hemos hecho, cosa que no hizo usted, es engañar a la gente».
3- Los chistes
Seguramente no te consideras una persona machista, racista, u homófoba, pero… ¿te ríes con este tipo de chistes? Si la respuesta es que sí, será que el chiste conecta con algo inconsciente. ¿No crees?
4- Los sueños
Los sueños tienen diversas funciones tanto físicas como psicológicas relacionadas con el buen funcionamiento cerebral y mental. Muchos sueños son muy confusos y difíciles de relacionar con la vida en vigilia, pero en otros la relación con nuestras preocupaciones, deseos y emociones aparece muy claramente.
«¿A dónde va un pensamiento cuando lo hemos olvidado?»
-Sigmund Freud-
Los sueños son una forma de pensamiento, aunque inconsciente, que nos permite expresar mientras dormimos nuestro estado psicológico. Soñar nuestros deseos, miedos y emociones inconscientes es un signo de salud mental.
5- Los síntomas psicológicos
Igual que los sueños, no todos son fáciles de relacionar con los procesos inconscientes, pero los síntomas nos avisan de que alguna cosa no acaba de funcionar a nivel interno. Un ejemplo es la ansiedad, que a menudo nos hace consultar con un terapeuta, y es en el curso de la terapia que podemos empezar a entender con qué se relaciona esa ansiedad, qué nos quiere decir y qué conflicto está expresando.
6- Los dibujos y creaciones artísticas
En estas creaciones expresamos también emociones y estados mentales de manera no siempre consciente. Por ejemplo, un pintor con un estado emocional interno cercano a sentimientos depresivos, seguramente se expresará con colores más oscuros, o creará escenas más depresivas.
O los dibujos, si le pedimos a un niño que se siente perseguido en el colegio que nos haga un dibujo de sí mismo, aparecerá en el dibujo protegiéndose, escondiéndose o con alguna otra manifestación de miedo e inseguridad.
¿Cómo funciona el inconsciente?
Podemos decir que nuestra mente está dividida entre la parte consciente (todo aquello que forma parte de nuestra conciencia: pensamientos, emociones, ideas, etc.) y la parte inconsciente. Como hemos dicho antes, podríamos añadir alguna parte más pero en este artículo nos centraremos en estas dos.
A cada una de estas partes le corresponde un modo de funcionamiento, siendo el de la parte inconsciente el que llamaríamos principio de placer y el de la parte consciente el principio de realidad. En nuestra conducta diaria pueden estar influyendo los dos, aunque solo seamos conscientes de uno de ellos, el de realidad.
El principio de placer satisface nuestras necesidades
El principio de placer proviene de la etapa infantil. Está formado por las emociones y sensaciones más primitivas. Aquí, los impulsos y las necesidades son tremendamente exigentes y necesitan ser satisfechas. Cuando impera este principio, la espera o la negación de la satisfacción se hace insoportable y nos genera mucho malestar.
Si nos guiáramos únicamente según este principio, no podríamos soportar las frustraciones y exigencias de la realidad, y nos comportaríamos de manera puramente egoísta e inadaptada.
El principio de realidad nos ayuda a adaptarnos
El principio de realidad, que actúa de forma contraria, aparece a medida que vamos creciendo y vamos comprendiendo que la realidad no siempre nos ofrece lo que necesitamos. Aparece entonces la capacidad para pensar y razonar que nos permite adaptarnos al mundo y ser capaces de vivir plenamente las relaciones personales.
Desde este principio, cuando sentimos necesidades somos capaces de tolerar la espera, de esforzarnos para conseguir lo que queremos y de no frustrarnos en exceso ante las dificultades.
El inconsciente nos ayuda a construir el consciente
Como todos hemos sido niños, todos sentimos la necesidad de funcionar según el principio de placer, que nos hace ser más impetuosos e exigentes con nuestras necesidades. Pero también todos hemos desarrollado el principio de realidad, que nos ayuda a afrontar la vida con capacidad adulta, tolerando las dificultades y responsabilizándonos de nuestras decisiones.
De la buena relación entre los dos procesos, es decir, que podamos conocer nuestras necesidades infantiles para aprender a tolerarlas y aceptarlas, pero siendo capaces de satisfacerlas de una forma adulta y adaptada dependerá en parte nuestro bienestar emocional y nuestra capacidad de relacionarnos con los demás y con la vida de manera generosa, solidaria y adaptada.
La terapia ayuda a conocer mi inconsciente
Adquirir conocimiento sobre las necesidades, emociones y las huellas relacionales que forman parte de nuestro inconsciente nos puede ayudar a ser más capaces relacionarnos con los demás y de tolerar nuestras necesidades y satisfacerlas de una manera adaptada, adulta y con menos sufrimiento.
Este conocimiento y adaptación nos puede ayudar también a minimizar sintomatología que aparece como expresión de algún conflicto interno en nuestra mente.
Pero es muy importante que comprendamos que conocer nuestro inconsciente es solo posible a través de la relación terapéutica con un profesional. No lo podemos interpretar nosotros mismos, ni hacérselo a ningún amigo, ni tampoco guiarnos por manuales que pretendan establecer patrones.
El inconsciente solo puede conocerse a fondo a través de una relación terapéutica con la aportación e implicación activa del terapeuta y del paciente. Si quieres que te ayudemos a explorar tu consciente y inconsciente contacta con nosotros.