Todas las personas necesitamos caricias emocionales, es decir, ser reconocidas por los demás. Desde que somos bebés necesitamos que nuestro cuidador nos identifique y nos tenga presentes para garantizar nuestra supervivencia. Ésta es pues una necesidad básica del ser humano, y muchas de las acciones que realizamos al largo de nuestra vida van dirigidas a satisfacer esta necesidad.
Una de las principales formas de conseguir el reconocimiento social es a través de las caricias emocionales.
Las caricias son popularmente conocidas por la acción de tocar/acariciar físicamente a alguien. Sin embargo, existen otro tipo de caricias que son las caricias emocionales.
Qué son las caricias emocionales
Según el la teoría del análisis transaccional, una caricia es cualquier tipo de manifestación, ya sea verbal o no verbal, que implique el darse cuenta de la existencia de la otra persona. Por lo tanto, es una unidad básica de reconocimiento. Es una forma de validar la existencia del otro.
Cada vez que nos relacionamos e interactuamos con otra persona, cuando recibimos un gesto, expresiones de amor, etc. en realidad, estamos recibiendo una caricia. Por ejemplo: “me alegro de verte”, “tú vales mucho”, “que bien que lo has hecho…”.
Las caricias emocionales pueden ser físicas (un beso, un abrazo, cosquillas…), verbales (mediante el lenguaje oral realizando expresiones de amor: “te quiero mucho”, “te deseo mucha suerte en la presentación de tu proyecto”), escritas (caricias emocionales que se dejan por escrito, por ejemplo: una carta, una tarjeta de felicitación, una postal de una persona que está de viaje…) y finalmente, gestuales (una mirada, un guiño, una sonrisa,…).
Hay varios tipos de caricias emocionales, pero principalmente las podemos dividir en dos tipos: las caricias positivas y caricias negativas.
Las caricias positivas nutren nuestra alma
Las caricias emocionales positivas son aquellas que nos hacen sentir bien, nos proporcionan bienestar y nutren nuestra autoestima. Ayudan a la salud y al crecimiento de la persona ya que, a través de ellas, recibimos un refuerzo positivo. Por ejemplo: “gracias por estar allí”, “te quiero mucho”, “eres una persona muy generosa”, “valoro todo lo que haces por mí”.
Tenemos que tener en cuenta que las caricias positivas no solo son frases bonitas, sino que también se incluyen todos esos actos que sirven para que la persona aprenda de un error. Es tan importante decirle a una persona lo que hace bien, como enseñarle también los errores que ha cometido para que pueda corregirlos.
No obstante, cuando la caricia positiva se utiliza para corregir un error, se tiene que cuidar la forma en la que se dice y el mensaje que se da, del contrario, sería una caricia negativa.
Por lo tanto, las caricias positivas son todas aquellas expresiones que permiten crecer a la persona y aprender de sus errores, dichas des del respeto y el cariño. En definitiva, a veces no es tan importante el contenido de la caricia sino la forma de darla y corregirla.
Las caricias negativas dañan nuestra autoestima
Son aquellas que nos hacen sentir mal, causando dolor y una disminución de nuestra autoestima. Este tipo de caricias emocionales perjudican nuestra la salud y bloquean el crecimiento personal ya que nos hacen sentir menospreciados y producen frustración. Suelen ser frases del tipo: “que torpe eres”, “déjalo… tú no sabes”, “tu hermano mayor es más bueno y rápido que tú”.
Las caricias negativas pueden ser: comentarios sarcásticos (por ejemplo: “si si…. Me interesa mucho tu historia….” en tono irónico y haciendo burla). También mediante la ignorancia (cuando una persona es ignorada por su interlocutor/es: puede ser ignorada su presencia, su palabra, etc). Otro tipo de caricia negativa es el desprecio y/o la humillación (tipo de frases que hacen rebajar o hacen sentir inferior a la persona).
Una forma de saber diferenciar entre caricias positivas y negativas es que éstas últimas incluyen una desvalorización y menosprecio de la persona, en cambio, las positivas no.
Los filtros de las caricias positivas
Es muy importante saber dar caricias positivas a nuestros familiares y allegados como demostración de reconocimiento, amor y validación.
Dónde solemos tener más dificultades es cuando tenemos que corregir un error. Muchas veces lo terminamos haciendo, de forma inconsciente, des de la caricia negativa más que la positiva. Es muy importante pues, hacerlo des de una comunicación asertiva y tener como objetivo principal el crecimiento personal de nuestro interlocutor.
Por otro lado, es igual de importante saber dar caricias positivas que recibirlas. Nos merecemos recibir muestras de cariño y de reconocimiento y tenemos que aprender a aceptarlas, sin poner ningún tipo de filtro.
A menudo, solemos desvalorizar las caricias positivas que recibimos, es decir nos cuesta aceptar los cumplidos. Ante una frase del tipo: “hoy estás muy guapa”, solemos responder: “uf… no me digas eso que voy fatal hoy”. Incluso podemos llegar a menospreciarnos a nosotros mismos Por ejemplo: –“éste pastel te ha quedado buenísimo, ¡eres una artista de la repostería! …., y responder: “que va… no se me da nada bien…”). Te invito pues, a observar qué pasa en tu interior si aceptas las caricias positivas des del agradecimiento.
Ley de abundancia de caricias
La ley de abundancia de caricias es una forma de establecer unas premisas para integrar las caricias en nuestro día a día y darles el uso correcto y favorable:
- Da caricias positivas cuando corresponda: proporciona caricias positivas a la gente de tu alrededor. Intenta averiguar qué tipo de caricias necesitan.
- Pide las caricias positivas que necesites: no tengas vergüenza de pedir caricias positivas, está en tu derecho pedirlas. Muchas veces esperamos a que los demás adivinen en qué momento las necesitamos, pero también podemos tener un papel directo.
- Acepta las caricias que mereces: es importante saber aceptar las caricias positivas, tanto si se tratan para valorarnos positivamente como si son para corregir un error (siempre y cuando la crítica sea constructiva).
- No aceptes caricias negativas destructoras: no absorbas caricias negativas, no tienes por qué dejarte ofender ni menospreciarte. Tú sabes cuáles son tus límites.
- Date caricias positivas a ti mismo: tienes derecho a quererte y aceptarte tal y como eres. Deja que tu padre nutricio interno te dé caricias positivas.
El poder de las caricias emocionales
Así pues, podemos ver que las caricias tienen una función muy importante a la hora de interactuar con los demás e incluso con uno mismo. Las caricias positivas tienen el poder de dar cariño, de validar la presencia del otro e incluso generar amor y desarrollo personal. Sin embargo, cuando las caricias se dan de forma negativa, pueden ser muy destructoras: invalidando a nuestro interlocutor, provocando malestar y una disminución de su autoestima.
Si crees que tienes dificultades para poder dar o aceptar caricias, o bien, no sabes como poner limites a las caricias negativas que recibes, puedes consultar con nuestro equipo y darte a ti mismo una buena carga de caricias positivas a través de un proceso de crecimiento personal. Contacta con nosotros sin compromiso aquí para realizar terapia en Barcelona, Granollers o Mataró.