En la fábula de la vaca se refleja como a menudo tenemos la tendencia de buscar nuestra zona de seguridad, esas rutinas, hábitos que nos hacen sentir que tenemos el control. Tal como explicábamos en el artículo cómo salir de tu zona de control y vencer tus limitaciones…Cuando tenemos el control, parece que nos sentimos más confiados, relajados y que reducimos la probabilidad de que aparezcan imprevistos y esto, nos hace sentir bien y tranquilos. Los límites parece que nos protegen. Asimismo, pensamos que si decidimos salir de nuestra zona de confort, nos abrimos a la incertidumbre y al descontrol y eso, nos cuesta de sostener ya que nos produce miedo y ansiedad.
No obstante, si vencemos el miedo y salimos de nuestra zona de seguridad, nos damos la oportunidad de poder hacer un crecimiento personal ya que hay posibilidad de cambio y evolución.
A continuación, os invito a leer esta fábula de la vaca que ilustra muy bien lo que sucede cuando salimos de nuestra zona de confort y vencemos nuestras limitaciones. Espero que lo disfrutéis…
Cuento la fábula de la vaca
Hace muchos, muchos años, en un monasterio chino vivía un aspirante a monje con muchos deseos de aprender. Un día, su maestro le dijo que iban a comenzar a viajar por el país.
El candidato, muy ilusionado, se preparó para ello. Estuvieron andando unos cuantos días y finalmente llegaron a un pueblo donde vivía una familia muy humilde. Les pidieron alojamiento y comida y la humilde familia les acogió y compartieron con ellos lo que tenían. El aspirante a monje les preguntó que cómo subsistían.
- Pues…tenemos una vaca. – dijo el cabeza de familia.
El aspirante le miró con interrogación y el hombre añadió.
- La vaca nos da todo lo que necesitamos, nos da leche, nos da queso que luego cambiamos por otra comida, y ya está.
Por la noche, el monje le dijo al aspirante.
- Ahora, cuando estén dormidos, tira la vaca por el barranco.
- Pero…¿cómo voy a hacer esto? – contestó asombrado el aspirante.- ¡La vaca es lo único que tienen y es su sustento!
El monje no dijo nada, se dio la vuelta y se fue.
El candidato estuvo mucho tiempo pensando qué debía hacer y, como respetaba mucho a su maestro, fue a buscar a la vaca y la espantó para que se fuera. Luego le entró tanta culpabilidad que se fue y no volvió al monasterio. Pasó días viajando y pensando en la pobre familia que se había quedado sin su sustento principal. Siguió viajando y pensando y decidió trabajar y ahorrar para algún día comprarles una vaca. Se sentía muy culpable.
Al cabo de unos años, después de trabajar duramente y reunir el dinero para comprar la vaca, el aspirante volvió al pueblo. Se acercó a donde estaba la humilde casa y vio un coqueto hotel, rodeado de un gran huerto, un lago y patos nadando en él. Se acercó al hombre que estaba sentado en la entrada y preguntó.
- Perdone, ¿aquí vivía una familia muy humilde que hace unos años tenían una vaca?
El hombre le miro y dijo.
- Si, si, somos nosotros.
El aspirante lo miró y dijo.
- Pero… ¿cómo han prosperado tanto?
- Pues mire, un día, la vaca de la que vivíamos desapareció. Al principio nos preocupamos mucho, ¿de qué íbamos a vivir? y entonces tuvimos que pensar. Vimos que nuestra tierra era muy buena para plantar verduras, y pusimos un huerto que floreció y dio frutos enseguida. Con las verduras hicimos intercambio por otros alimentos, y el resto las vendimos. Con el dinero que ganamos compramos algo de ganado, y lo vendíamos, y con ese dinero pudimos ampliar la casa y alquilar habitaciones… y ya ve, ahora tenemos el único hotel de la ciudad.
Anónimo
Moraleja y reflexiones de la fábula de la vaca
El cuento la fábula de la vaca nos demuestra los beneficios y el crecimiento que podemos obtener cuando decidimos salir de nuestra zona de confort y nos permitimos evolucionar. No siempre es fácil dar el primer paso pero una vez lo das ya no hay quién te pueda parar. A veces, la instatisfacción con nuestra vida actual nos puede ayudar a movilizarnos hacia el cambio.
Romper con los límites autoimpuestos, nos puede generar incertidumbre y momentos difíciles, pero de bien seguro, que si miramos atrás, la satisfacción de ver lo mucho que hemos evolucionado, recompensa los momentos duros.
Si te cuesta este tema, siempre puedes pedir ayuda a un psicólogo para que te ayuda a vencer tus miedos. Desde Psicoemocionat te podemos ayudar a dar el paso para que puedas tener mayor confianza en ti mismo y así hacer los cambios que deseas. Pide cita con nosotros en Barcelona, Granollers o Mataró, o a través de videollamada.
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