De todas las especies de mamíferos, somos los humanos los que nacemos más inmaduros y necesitamos que nuestra madre y nuestro padre se ocupen de nosotros durante largos períodos de tiempo.
Nuestra madre es el origen del amor, nos lleva en su cuerpo durante nueve meses, nos alimenta y nos nutre. Muchas veces este lazo de unión se ve interrumpido porque los padres biológicos no pueden hacerse cargo del bebé. Entonces el niño o niña es dado en adopción. Por mucho que los padres adoptivos quieran mucho a este bebé, hay un lazo profundo que está roto, y el niño puede tener dificultades para encontrar su lugar en el mundo a medida que se va haciendo mayor.
Podemos distinguir entre dos tipos de parentalidades: la parentalidad biológica y la parentalidad social. La parentalidad biológica tiene que ver con la capacidad de traer a una criatura al mundo. Tiene que ver con dar el regalo de la vida a alguien. Hemos de diferenciar entre parentalidad biológica y parentalidad social. La parentalidad social tiene que ver con poder satisfacer las necesidades del niño, criarlo y acogerlo a lo largo de su vida. Cuando adoptamos a un niño, cumplimos la función de parentalidad social, y cubrimos las necesidades de afecto,crianza, nutrición y educación que el niño necesita.
Un primer aspecto es que los padres adoptivos adopten por el bienestar de niño y no solo por el hecho de que no puedan tener hijos. Se ha visto que es fundamental la actitud de los padres adoptivos para que las adopciones salgan bien. Adoptar no tiene que implicar excluir a los padres biológicos de la historia de los niños. No se trata de eliminar a los padres biológicos sino que se trata de integrar, reconocer y aceptar a los progenitores para que puedan seguir formando parte de la biografía de los niños.
Un segundo aspecto es que los padres adoptivos no traten de ocupar el lugar de los padres biológicos. Si se consideran los mejores padres y menosprecian a los padres biológicos, a menudo el hijo se enfada con los padres adoptivos. En cambio si los padres adoptivos, se consideran los segundos en llegar (porque primero vinieron los padres biológicos) entonces el niño tiene sentimientos buenos hacia los padres adoptivos y el orden se respeta.
Un tercer aspecto que ayuda en las adopciones es respetar la cultura del niño. Si por ejemplo, el niño es de Etiopía, pues ayuda que los padres adoptivos puedan facilitarle el acceso a la cultura etíope, ir a comer a veces a un restaurante etíope, adquirir y respetar alguna tradición, escuchar canciones populares del país, aprender algún juego de etíopia, etc. Todo esto ayuda a que el niño no pierda sus raíces, y que en vez de excluir a sus padres biológicos los integre dentro suyo.
Hay que recordar que el niño va a vivir siempre con una doble pertenencia. Pertenencia a sus padres biológicos y a sus padres adoptivos. En cierta forma el niño tendrá siempre el corazón dividido. Si excluimos estamos separando, y cuanto más excluimos más enfadado y más problemas de comportamiento y de cualquier tipo puede tener el niño. Si como padres adoptivos y profesionales de la ayuda, integramos a los progenitores, la vida de este niño será mucho más fácil y seguramente podrá tener una vida más tranquila.
En conclusión, integrar y aceptar a los padres biológicos del niño es también aceptarle a él. Porque el niño es 50% su madre y 50% su padre biológico.
Sin raíces no hay alas.