¿Cuáles son las consecuencias emocionales de la cuarentena? La situación en la que nos encontramos actualmente ha provocado un cambio en nuestra manera de funcionar diariamente. Desde que se declaró la pandemia por coronavirus, y el actual estado de alarma decretado en nuestro país, el gobierno ha confinado a millones de familias en sus casas, provocando consecuencias emocionales y físicas, propias de la cuarentena, inimaginables hace un tiempo.
A pesar de que hay poca literatura del impacto de recluir a gran escala a toda la población, sabemos que un estado prolongado de confinamiento genera miedo, tristeza y rabia. Emociones que gestionadas de forma sana nos preparan para la situación que estamos viviendo.
A través de este artículos pretendemos dar luz a las consecuencias emocionales de la cuarentena y los efectos psicológicos que puede provocar el confinamiento en personas sanas.
¿Cuáles son las consecuencias emocionales de la cuarentena?
Los problemas psicológicos más descritos durante periodos de pérdida de libertad son ataques de pánico, depresión o síndrome de estrés post traumático (TEPT). Además, según una revisión que se ha llevado a cabo sobre el impacto psicológico de la cuarentena, los estados de confinamiento resultan un factor predictivo de los síntomas de estrés agudo.
«Estrés, ansiedad, insomnio, apatía son algunos de las consecuencias psicológicas que puede tener el confinamiento».
Si no somos capaces de gestionar las emociones durante el confinamiento nos pueden desbordar y derivar en síntomas tales como pánico, ansiedad, irritabilidad, pérdida de concentración o insomnio, que pueden provocar alteraciones en la salud mental de la población.
Por todo esto será importante pedir ayuda profesional a un psicólogo si vemos que esta situación nos está superando. Un buen apoyo profesional nos permitirá estar mejor y llevar la situación con otra actitud.
La manera de ver el mundo ha cambiado
El estado de confinamiento supone un cambio radical en nuestras rutinas, hábitos y costumbres y requiere que nos readaptamemos a la situación, a pesar de desconocer el tiempo y el impacto que la pérdida de libertad puede suponer en nosotros.
Una de las primeras consecuencias emocionales de la cuarentena corto plazo es el cambio brusco en la visión del mundo tal y como lo concebimos hasta momento. La forma en la que interpretamos, estamos y experimentamos el mundo y las relaciones con los demás es y será diferente; la incertidumbre a la que se enfrentan las personas que han perdido su libertad genera grandes sentimientos de miedo, angustia y estrés.
Somos seres sociales y nos cuesta estar solos
Es inevitable que el tiempo de confinamiento va a tener consecuencias a nivel social. La persona se ve separada de sus seres queridos, el contacto social y físico con su entorno vital habitual se reduce. Esta pérdida de apoyo social puede derivar en aburrimiento, frustración y sentimientos de soledad angustiantes.
Para las personas que viven solas, el hecho de no poder tocar, abrazar o besar a sus seres queridos puede agravar la situación. Por eso recomendamos mantener el contacto con los familiares y amigos a través de llamadas, video llamadas o mensajes para reducir la sensación de aislamiento, que es otra de las consecuencias emocionales de la cuarentena.
¿Qué emociones pueden surgir durante el periodo de aislamiento?
Las condiciones emocionales y anímicas previas de las persona son claves para gestionar sus emociones de forma sana, normal o adaptativa en situación de cuarentena.
Pero si la situación se alarga en el tiempo y la persona no tiene los recursos necesarios para regular y gestionar sus emociones, estas primeras reacciones sanas se pueden convertir en patológicas, causando consecuencias en su salud mental.
Miedo
El miedo es la primera emoción que puede surgir tras la pérdida de libertad. Con el objetivo de preparar al organismo para enfrentarse a la situación desde la prudencia, el cuerpo se pone en estado de alarma: comprar comida, usar guantes o mascarillas, escuchar la información oficial que se ofrece a la población, puede ser adaptativo.
Si el estado de miedo es demasiado intenso, se mantiene durante días y la persona no tiene herramientas internas para regularse, puede provocar ideas negativas recurrentes sobre su estado de salud o el de los demás, angustia, trastornos de ansiedad o ataques de pánico.
Rabia
Una de las etapas emocionales del confinamiento es el estado de rabia, sentirnos enfadados. Para muchas personas el aislamiento, la pérdida de libertad, la frustración derivada de la obligación de quedarse en casa, genera impotencia. Sentir impotencia es síntoma de estar en la fase de rabia, necesaria para poder enfrentar la situación y tomar decisiones.
La fuerza y la energía que genera esta emoción, puede servir para ser creativos, reinvertar y readaptarse a la nueva situación, o por el contrario puede derivar en irritabilidad constante, trastornos del comportamiento, conflictos familiares, de pareja, problemas de violencia en el hogar.
Tristeza
La tristeza nos prepara para elaborar una pérdida. La pérdida de libertad, el aislamiento de nuestros seres queridos, los proyectos rotos, la incertidumbre sobre el futuro, el concepto salud-enfermedad, pueden ser factores que promueven la tristeza en personas sanas.
Ahora bien, las personas que usan sus vidas para escapar de sí mismas pueden ser más propensas a padecer síntomas depresión tras la cuarentena. La pérdida de apoyo social, el «encontrarse con uno mismo» sin estímulos externos que distraigan agrava la situación derivando en trastornos depresivos posteriores.
También es importante destacar aquí, aquellos duelos que no se van a poder resolver durante el estado de aislamiento social, convirtiéndose en pérdidas ambiguas, o en duelos no terminados .
¿Qué podemos hacer para minimizar el impacto emocional de la cuarentena?
Algunas claves para minimizar el impacto de la cuarentena pueden ser:
- Establecer rutinas con horarios claros,
- Plantearse objetivos diarios
- Estar presente y ocupado
- Conectar con los seres queridos diariamente
- Practicar ejercicios de respiración o técnicas de mindfulness
- Si la persona es capaz de percibir, identificar, darse espacio y expresar las emociones, va a estar más preparada para afrontar la situación.
Como sucede en todos los momentos de crisis, la cuarentena puede ser la oportunidad de fortalecer nuestros recursos internos. Si por el contrario, notas ansiedad, te sientes irritable o generas discusiones constantemente a tu alrededor; si te sientes muy triste y no puedes dejar de llorar , no dudes en ponerte en contacto con nosotros y te ayudaremos a gestionar de manera sana tus emociones.
Muy adecuado su artículo. Gracias!
Nos alegramos que sea útil.
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