No es nada extraño que nuestras creencias inconscientes influyan en nuestras vidas, y aunque también las hay que nos benefician y nos ayudan, algunas de ellas nos empobrecen y nos limitan en nuestro día a día y en nuestras decisiones vitales.
Es muy probable que a lo largo de tu día a día te enfrentes a situaciones cotidianas, que te hagan poner en juego emociones y modelos de comportamiento que ves que se repiten una y otra vez en ti y que tienen mucho que ver con algunas creencias inconscientes que tienes sobre ti mismo y sobre los demás. Por ejemplo, ante una exposición en el trabajo, sentir que no estás preparado, que lo vas a hacer mal y pensar que todo el mundo se dará cuenta, y sentirte avergonzado por ello.
¿Qué son las creencias inconscientes?
Las creencias inconscientes son un conjunto de pensamientos y sentimientos sobre cómo somos nosotros mismos y sobre cómo son los demás que nos sitúan de un modo concreto en el mundo. Actúan como si fueran un mapa que seguimos para saber hacia dónde movernos. Se activan ante situaciones de nuestra vida cotidiana o ante decisiones vitales importantes, influyendo por lo tanto en la forma y las circunstancias en que vivimos nuestra vida.
Estas creencias conforman una gran parte de lo que podríamos llamar nuestra realidad interna, que no tiene porque ser la misma que la externa. Por ejemplo, la realidad externa puede ser que una amiga te diga que hoy no puede quedar contigo. En este ejemplo no sabemos el por qué ni nos importaría.
La realidad interna, según tus creencias inconscientes, te podría llevar a comprender el mensaje de tu amiga cómo un menosprecio o un abandono, y por lo tanto, te sentirías rechazada. Podrías pensar algo del estilo: “me rechaza porque no me quiere y no me merezco su amor”. El mensaje de tu amiga podría ser este o no, pero si internamente sientes que no mereces el amor de los demás y piensas que te rechazaran, lo comprenderás de esa forma.
Generalmente situamos el origen de nuestras creencias inconscientes en la infancia. La manera en cómo hemos vividos nuestras primeras experiencias emocionales, sobretodo en el ámbito familiar tiende a sentar las bases de algunas de nuestras creencias. Eso no quiere decir que toda la responsabilidad recaiga en la familia, pues son muchos los factores que influyen en ellas, empezando por la propia forma de percibir y recibir las experiencias que hemos vivido.
¿Qué tipos de creencias inconscientes hay y cómo puedes identificarlas?
Hay muchos tipos de creencias inconscientes puesto que además tienen que ver con pensamientos que son muy personales. Pero a continuación hablaré de algunas que son comunes e importantes.
- “No sirvo para nada, no soy adecuado”: Esta creencia genera pensamientos de imperfección, de no ser capaz, de inutilidad. Estos pensamientos aparecen delante de cualquier situación paralizando los recursos personales. La autocrítica personal es excesiva, y se es incapaz de valorar los aspectos positivos de uno mismo.
- “Si me abro a los demás, me rechazaran”: La seguridad que tiene la persona de que será rechazada le impide relacionarse de una forma completa con los demás. Como siente que será rechazada, se protege poniendo distancia o bien rechazando antes, o generando más o menos conscientemente que la rechacen para dejar de sufrir con la incertidumbre.
- “Si me preocupo por mí misma, soy egoísta”: Realmente nadie quiere ser egoísta, pues es algo que no nos hace sentir bien con nosotros mismos. Si pensamos que cuando nos ocupamos de nosotros mismos, miramos por nuestro bien y decidimos pensando en nuestro bienestar somos egoístas, no lo haremos nunca. Nos preocuparemos entonces sólo de los demás, de la gente que tenemos alrededor, abandonándonos a nosotros mismos.
- “Para ser querido tengo triunfar”: Esta creencia nos hace dirigir todos nuestros esfuerzos y nuestra energía hacia una parte de la vida relacionada con los logros profesionales, el reconocimiento, la posición social, etc. El problema reside en que si tenemos esta creencia nunca sentimos que hayamos alcanzado el éxito necesario, siempre necesitamos más y nunca estamos satisfechos con nosotros mismos y con lo que hemos conseguido. De esta manera, abandonamos toda una parte de nuestra vida ligada al autocuidado, al bienestar personal o a las relaciones personales, pues sentimos que esa parte nos va entorpecer en el camino al éxito.
¿Qué emociones generan estas creencias inconscientes?
MIEDO Y VERGÜENZA: Ante la creencia de no ser adecuado aparecen frecuentemente sentimientos de vergüenza hacia uno mismo. Esa vergüenza está relacionada con el miedo a mostrarnos delante de los otros, pues creemos que al hacerlo nos juzgaran negativamente, tal y como nos juzgamos nosotros. El miedo y la vergüenza paralizan nuestros recursos, haciéndonos sentir tristes ante las propias limitaciones y enfadados con nosotros mismos por no superarlas.
MIEDO Y TRISTEZA: Pensar que las personas que queremos nos acabaran rechazando nos hace vivir nuestras relaciones con miedo. Sentimos miedo de imaginarnos solos, miedo al momento del rechazo e incluso miedo a querer a otras personas, pues sentimos que al quererlas nos estamos exponiendo demasiado. Ante los distanciamientos o las rupturas de las relaciones nos podemos sentir muy tristes, pues no toleramos la soledad, y muy enfadados (rabia) con las personas que sentimos nos han rechazado o nos rechazaran.
CULPA: Pensar que al preocuparnos y ocuparnos de nosotros mismos estamos siendo egoístas nos genera sentimiento de culpabilidad cuando tenemos actitudes de autocuidado. Si no las tenemos, y ponemos toda nuestra atención y energía en los demás, en entender cómo se sienten y qué necesitan, pueden aparecer sentimientos de agotamiento emocional y ansiedad, así como de enfado con nosotros mismos (por el abandono propio) y con los demás, pues les estamos dando mucho más de lo que recibimos.
ANSIEDAD Y ENFADO: La necesidad constante de alcanzar el éxito y el triunfo para sentirnos queridos nos somete a un grado muy alto de presión que nos genera ansiedad. La crítica hacia uno mismo puede ser muy alta, apareciendo entonces reproches y enfado hacia uno mismo. Al dejar de lado la parte de nuestra vida que implica preocuparnos de aquello sentimos, de nuestras necesidades personales y de nuestras relaciones, nos podemos sentir vacíos e insatisfechos.
Nunca es tarde para cambiar las creencias inconscientes que te limitan
Una manera para que puedas empezar a trabajar sobre las creencias inconscientes que más te condicionan y limitan es que aprendas a identificarlas. Una forma de identificar las creencias es que puedas estar atento a aquellos patrones que se repiten a lo largo de tu vida. Si tiendes a rechazar antes de sentirte rechazado, si siempre te has preocupado y ocupado mucho más de los demás que de ti mismo, puede que estés actuando bajo alguna de estas creencias. Observar cuáles son las emociones que sientes habitualmente en tu día a día también te puede ayudar a poner consciencia a todo ello.
Estar abierto a las experiencias positivas que desmienten esas creencias inconscientes. Es posible que hayas tenido muchas experiencias en el ámbito laboral o personal que te demuestren que eres una persona muy capaz y con muchos recursos. O que hayas tenido experiencias donde gente que quieres te ha mostrado amor y afecto por lo que eres y no por tus logros. Trata de aceptar e interiorizar esas experiencias pues te ayudarán a cambiar creencias perjudiciales para ti.
Si sientes que puedes tener algunas creencias que te condicionan y te hacen sufrir y estás dispuesto a trabajarlas, también lo puedes hacer mediante un trabajo psicoterapéutico, dónde podrás poner consciencia a esas creencias, comprenderlas, y sentirte capaz de abrirte a nuevas experiencias que cambien esas creencias por otras más positivas. Ponte en contacto con nuestro centro de psicología y te ayudaremos.