¿Te has planteado cómo afectan tus expectativas en la pareja? Cuando empezamos una relación, nos imaginamos cómo nos tratará nuestra pareja. Es una mezcla de lo que vemos y de lo que esperamos del otro. Estas dos cosas suelen combinarse y forman lo que llamamos las expectativas.
En este artículo hablaremos de cómo lo que esperamos del otro influye en la relación y en la dinámica de parejas cuando no se ajusta a la realidad. Si idealizamos a nuestra pareja, podemos caer en malentendidos y problemas de comunicación que afecten directamente a la relación, creando conflictos de pareja.
Cómo definimos a una pareja
¿A que nos referimos exactamente cuando hablamos de pareja? Nos referimos a dos personas que provienen de familias distintas y que deciden vincularse de manera afectiva para compartir un proyecto en común. Los autores, Campo y Linares hablan de la pareja como: un dar y recibir mutuo, en un espacio propio que excluye a otros pero que interactúa con el entorno social.
Otros autores, como Robert Sternberg hablan sobre la teoría del triángulo del amor. Plantea, que para que exista un verdadero amor entre la pareja deben existir tres componentes; El compromiso, el deseo y la intimidad.
«La pasión es la más rápida de desarrollar, y la que más rápido se desvanece. La intimidad se desarrolla más lentamente, y el compromiso más gradualmente todavía»
–Robert Sternberg-
Cuando compartimos un proyecto esto nos supone compartir también expectativas de futuro. Este es el ingrediente que hace que se consolide el vínculo entre dos personas. Contemplar un futuro en común, donde cada uno sigamos apreciando lo que obtiene del otro; donde ambos nos nutramos mutuamente.
Tipos de expectativas en la pareja
Hay diferentes tipos de expectativas en la pareja. Muchas veces pedimos a nuestra pareja que satisfaga nuestras propias necesidades y esto puede generar mucha frustración cuando el otro no llega a eso que nosotros le pedimos. Las expectativas pueden ser reales pero también irreales.
Las expectativas reales
Cuando las expectativas son reales, nos provocan satisfacción y bienestar. Nos permiten ver al otro tal y como es y aceptarlo. No le pido al otro demasiado sino que la pareja se convierte en un intercambio entre el dar y el tomar. Cuando las expectativas son reales, la pareja está en equilibrio.
Las muestras de afecto a diario son vitales en las relaciones. Un beso, un abrazo, una caricia, o cualquier muestra de amor generarán innumerables cosas positivas dentro de una relación. Ser espontáneo, respetuoso y cariñoso, ayuda a las personas tanto en la pareja como consigo mismas.
Un ejemplo de expectativa real sería, esperar gestos afectivos de tu pareja, cuando esta es verdaderamente cariñosa.
Las expectativas irreales
Cuando las expectativas son irreales, nos provocan sentimientos de decepción y frustración. Y puede emerger también la necesidad de cambiar al otro para que cumpla esas expectativas esperadas por nosotros, pero que, en verdad no son reales, vemos al otro diferente de lo que es y esperamos del otro algo «que no hay».
Por ejemplo: Esperar que tu pareja se comunique mucho contigo cuando realmente no es una persona comunicativa.
La opción de querer cambiar al otro, se convierte en una continua insatisfacción y podemos entrar en un juego peligroso de obstinación. En este juego proyectamos en él o ella nuestro ideal de pareja e intentamos cambiarlo para que se adecue a este ideal. Esto se puede convertir en un tema de conflicto habitual y el riesgo de fracaso en la pareja en muy elevado.
¿Como esperamos realmente que nos quieran?
¿Te has preguntado si la manera que esperas que te quieran tiene que ver con tus expectativas? Cuando hablamos de vínculo amoroso, nos referimos a cómo damos y recibimos afecto, puesto que no todos lo hacemos de la misma manera. El aprendizaje de cada uno en este aspecto viene dado por nuestra familia de origen.
Cuando nos encontramos con una pareja, tenemos que llegar a un acuerdo de nuestra propia construcción del afecto, ya que no significa lo mismo para todos querer o sentirse querido.
Por ejemplo: para uno, el sentirse querido puede ser que le digan «te quiero» a menudo, pero el otro miembro de la pareja, para sentirse querido necesita que le sorprendan con detalles a menudo.
Si no somos capaces de percibir la manera que el otro tiene de darnos su amor y solo esperamos la manera que nosotros deseamos, podemos caer en una frustración continua y puede ser motivo de gran conflicto en la pareja, a demás de quedarse con la sensación de no sentirse querido por el otro.
Es importante buscar proyectos de pareja comunes
Cuando hablamos sobre las expectativas en los proyectos básicos, nos referimos al momento donde las parejas empezamos a crear un futuro que pasa a ser de dos, a construir un mundo propio, a poder hablar des del «nosotros». Aquí el vínculo amoroso debe estar consolidado y empiezan con más fuerza las confidencias y la aceptación recíproca.
Si los proyectos no coinciden, puede ser motivo de conflicto o de ruptura. Por ejemplo: un miembro de la pareja quiere tener hijos y el otro no.
Se puede convivir en pareja a pesar de nuestras expectativas
Si que podemos convivir y ser felices en pareja a pesar de nuestras expectativas. Para que la relación funcione hay que tener en cuenta 3 cosas importantes en cuanto a las expectativas:
- Que las expectativas sean reales.
- Que si las expectativas son irreales podamos detectarlas y ser concientes de ellas.
- Que cuando las expectativas de uno y del otro sobre el futuro sean diferentes; Tener la capacidad de construir y definir mutuamente unas en común, para desarrollar una vida juntos.
Como hemos visto en este artículo ajustar nuestras expectativas en la relación de pareja va a ser clave para poder tener una relación sana y feliz. No dudes en contactarnos si quieres que te ayudemos a mejorar tu relación de pareja a través de la terapia.
Artículo escrito por María Torres