Qué difícil es aceptar la vida tal y como es. Luchamos por cambiar lo que nos pasa, batallamos por cambiar a nuestra pareja, a nuestros padres, o simplemente a nuestros amigos. Cuesta aceptar lo que es, tal y como es. Si luchamos fuera, cómo no vamos a luchar hacia adentro. O mejor dicho, si no nos gusta lo que vemos en nuestro interior, cómo vamos a poder aceptar lo que nos pasa a nuestro alrededor. Rogers decía que: “La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces, puedo cambiar”.
Muchas veces lo que ocurre es que nos queremos ahorrar el proceso de la aceptación y queremos una píldora mágica que nos permita cambiar, sin el proceso de darnos cuenta de lo que nos pasa. Otra cosa que ocurre a menudo es que esperamos que los demás nos acepten para poder aceptarnos nosotros mismos. Esperamos el reconocimiento exterior, para poder tener el propio. Craso error.
¿Qué es eso de aceptar?
Aceptar no tiene que ver con resignarse, ni claudicar. Aceptar tiene que ver con entregarse a la vida tal y cómo es. Dejar de luchar contra nosotros mismos y contra lo que nos pasa. Dejar de intentar ser quien no somos. Dejar de ocultarnos tras máscaras imposibles de llevar y empezar a mostrarnos tal como somos. Sin trampa ni cartón. Mostrar nuestra parte vulnerable, nuestra parte agresiva, nuestra parte alegre, nuestra parte aburrida entre otras y darnos el permiso para hacerlo.
Aceptar no es un acto inmediato, sino que lleva su proceso de digestión, de asimilación de todas aquellas emociones pendientes, reprimidas y censuradas. La aceptación por tanto, conlleva un trabajo por parte de cada uno de nosotros. Si no acepto que mi pareja sea de tal manera, o no acepto que me haya pasado eso tan horrible, no puedo mover ficha y seguir adelante, sino que voy a seguir pensando en el pasado.
Sólo cuando aprendo a soltar puedo empezar a aceptar aquello que no me gusta de mi mismo. Y sólo cuando acepto lo que me pasa, puedo cambiar mi comportamiento si es lo que deseo. Cuanto más luchamos contra lo que nos pasa, más se repite nuestro comportamiento, cuanto más intentamos cambiar, menos cambiamos.
Aceptar para cambiar y no al revés.