Todas aquellas emociones que no reconocemos, que rechazamos, y que no expresamos necesitan “salir” por algún lado. Es entonces cuando nuestro cuerpo “duele” y podemos notarnos contracturados, con dolor de estómago, dolor de garganta, y múltiples síntomas que pueden incluso llegar a ser enfermedades, a la larga. Es por eso, que el trabajo en la terapia no es sólo con nuestras emociones, sino también con nuestro cuerpo, para poder liberar esas corazas que nos aprisionan en nuestro día a día. ¿Qué quiere decir somatizar? Según el diccionario de la Real Academia Española, somatizar quiere decir: Transformar problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera involuntaria.Por ejemplo:
- El Hígado :Se relaciona con el enfado y la rabia.
- El Corazón: se relaciona con el dolor, el miedo a la muerte y el nerviosismo.
- El estómago: Se relaciona con cosas que no podemos digerir, o procesar,así como miedos.
- La garganta: Se relaciona con dificultades para comunicarse, y expresarse.
- El Riñon y la vejiga: Se relacionan con el miedos y dudas.
El cuerpo “habla” y muchas veces “grita” a través de la enfermedad y del síntoma. Habla y grita porque es la única manera que tiene de expresarse, dado que a nivel consciente existen barreras tapan las emociones y no permiten que salgan. Dificultando así, una integración completa de la mente, el cuerpo y la emoción.
¿Cómo podemos estar más sanos?
Darle voz a nuestro cuerpo, a nuestras partes internas no reconocidas es uno de los caminos para una mayor conexión con nosotros mismos. Conocernos más, mirarnos, RE-conocernos, y aceptarnos nos ayuda a estar en mayor armonía con nuestro cuerpo.
Nuestro cuerpo tiene su propio lenguaje. Aprenderlo implica sobre todo ejercitar “la escucha”.
Si escuchamos la parte de nuestro cuerpo que se queja, que duele, que no se encuentra sana, le damos su espacio para hacerse oír.
Poder expresar, soltar y liberar estas emociones, es el primer paso para volver a conectar nuestra mente con nuestras emociones y nuestro cuerpo.